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sábado, 2 de julio de 2011

Accidente Radiológico en México, 1984


En enero de 1984 una alarma del laboratorio nuclear de Los Álamos, Estados Unidos, se activó repentinamente, alertando el paso de un camión con que contenía acero para la contrucción que provenían de una fundidora de acero de Chihuahua, México.


Pronto se descubrió que esta empresa había distribuido miles de toneladas de acero con cobalto 60 a México y EUU. Fue el accidente radiológico más serio que conoció ese país.

En aquella época las autoridades guardaron un total hermetismo sobre el caso. De acuerdo a investigaciones recientes, la amenaza radioactiva contínua siendo un riesgo para la salud de miles de personas.

Todo se remonta a 1977 cuando un hospital privado de Ciudad Juárez trajo ilegalmente una máquina de radiación, bomba de cobalto, para el tratamiento de cáncer. Años después el “Centro Médico de Especialidades” vendió como fierro viejo esta máquina a un desarmadero por razones que se desconocen, ya que por tratarse de un instituto oncológico debían haber sabido acerca de la peligrosidad del equipo y del material que portaba.


Al desbaratar la máquina los trabajadores del “Yonke Fenix” encontraron un contenedor.

“Empezamos a desbaratar aquella bolita a ver qué traía adentro”, dijo Luis Lerma, trabajador del “Yonke Fénix”.

Contenía más de seis mil pequeños balines de Cobalto 60 con una radiación de muy alta energía, la más peligrosa. Según especialistas,

"Una sobreexposición provoca problemas desde cáncer... perder la capacidad de reproducción o tener la posibilidad de que los hijos nazcan con deficiencia físicas hasta problemas de carácter cerebral”.

En el desarmadero, miles de toneladas de hierros se contaminaron con Cobalto 60. Una fundidora de acero compró el material para la fabricación de varillas después de eso, pero sin saberlo.

La empresa a las afueras de Chihuahua se encuentra actualmente abandonada, todavía se puede observar parte de los que fueron las bodegas, las estructuras y los hornos para la fundición del metal donde hacían estas varillas las cuales muchas se encuentran todavía aquí.

Gracias a los medidores de radiación de aquel laboratorio en los EEUU, ese día el cargamente con acero contaminado pudo ser detectado.

En México, la Comisión Nacional de Seguridad Nuclear inició una investigación. Se encontró que mucho de ese acero fue distribuido a lo ancho y largo del país además de ser exportado al país vecino.

Acto seguido la Comisión Nacional de Seguridad Nuclear rastreó 17 mil construcciones con varillas de acero contaminadas. Según esta comisión sólo 8 mil edificaciones presentaban niveles altos de radiación por lo que fueron demolidas.

 

No obstante, en México no hay cifras de muertes relacionadas con radiación como el Cobalto 60. No hay ningún tipo de estudio sobre esto, sólo se sabe de gente expuesta a los materiales radiactivos que ha muerte de cancer, como los trabajadores que abrieron la fuente del equipo que contenía cobalto radiactivo.

Para solucionar el problema, el gobierno ordenó llevar el sobrante de los hierros contaminados y demás elementos a un "cementerio nuclear" improvisado en donde ocurrió el accidente. Hubo una camioneta que se empleó para transportar el material que se vendió a la fundición, la misma tuvo que ser enterrada en concreto para evitar que siga contaminando. El cementerio nuclear vino a ser el depósito final del material radiactivo, aunque hizo de la zona donde se ubicó, inhabitable, y sus residuos continuan contaminando y lo haran durante años y años. Ahora, la preocupación se redirige a la necesidad de preservar los mantos hidrográficos pues se debe proveer agua potable a la población de la ciudad.


“¿Cuántos accidentes similares han ocurrido en México que no sabemos?”, cuestiona Alejandro Calvillo, director de Greenpeace México.

Es una pregunta difícil de responder.