¿Quién soy yo?

sábado, 6 de agosto de 2011

Quién dijo que no existían los chinos rubios

Qué levante la mano el que hasta ahora no vió nunca un chino rubio o pelirrrojo de ojos claros...

Vi en muchas páginas de aquí y allá de personas que no habían visto chinos rubios y de ojos claros, y tal vez menos chinos pelirrojos en su vida. Estos no son 100% chinos pero si una mezcla con eslavos y otros, están ahí en el medio en Asia Central.

 Acá les va la lista de estos apuestos y bonitos orientales y bien blondos:

Los Hmong

   

Hmog es un grupo etnico de Asia central que habitan Laos, China y Vietnan que se caracterizan por se tan rubios que conservan esas caracteristicas aún siendo grandes cuando a la mayoría de las personas se les oscurece más el cabello. Se dice que obtuvieron esta característica de sus ancestros maternos, cuyos orígenes se acercaban más a las tribus caucasoides que a las mongoles. Por eso su lengua materna guarda resabios con los idiomas indoiranios.


Los mongoles
Estos en cambio son los rubios mongoles, claro que no son todos así, salvo una minoría, su característica se debe a una mezcla con pueblos eslavos según se afirma. Sus tradiciones relatan que el mismo Gengis Khan era rubio rojizo o pelirrojo y que siempre gustaba de mujeres rubias y blancas, por eso prefería que sus esclavas fueran europeas.



Proyecto Sunshine o Brillo Solar


En las décadas que siguieron a la Guerra Fría, se llevó a cabo en los Estados Unidos el famoso Proyecto Sunshine.  Tal proyecto vino como consecuencia de las diversas detonaciones de bombas nucleares de las cuales  las potencias del momento hacían alarde con el propósito de demostrar su superioridad bélica y por las bombas nucleares arrojadas sobre las ciudades japonesas de Hiroshima y Nagasaki.
El Proyecto Sunshine o “Brillo Solar”, en alusión al destello similiar a la luz del astro solar que se producía luego de explotar las bombas, tenía como objetivo primordial de recabar información a nivel mundial sobre los niveles de estroncio 90 absorbido por los seres humanos del su ambiente. Desde las bombas arrojadas en el Japón, los científicos habían observado que importantes elementos radiactivos como el estroncio 90, yodo y cesio radiactivos quedaban dispersos en el aire en forma de partículas ínfimas, siendo altamente peligrosos para el desarrollo de la vida en la tierra pues siguen conservando su toxicidad con el pasar de los milenios. En realidad, los hombres de ciencia -movidos por las superpotencias de aquella época,  cómo es lógico de suponer - se mostraban más interesados por conocer  cuáles eran los grados de contaminación que harían inhabitable el planeta para poder seguir experimentando con sus bombas radioactivas.
             La investigación se centró en el estroncio 90,ya que como se había analizado, éste era ingerido del aire por el organismo humano y depositado en los huesos. Por eso mismo, se realizó a nivel mundial una recolección de muestras de diferentes países del mundo aunque siempre con reservas, dado el carácter discrecional del proyecto que tenía como epicentro a los Estados Unidos, quienes también se guardaron los resultados de las investigaciones así como muchos de otros de sus cruentos experimentos durante varias décadas.
Países como  Índia, Chile, Brasil, Puerto Rico, Australia, Reino Unido y hasta Estados Unidos entre otros, constituyeron los lugares de donde se tomaron las muestras que consistían en cuerpos de seres humanos o  al menos una parte de ellos. En ciertas ocasiones se obtuvo el permiso de los familiares para tomar las muestras pero en la mayoría de los casos, se actuó como si fueran unos verdaderos ladrones de tumbas. La razón de esto era porque los responsables del proyecto instaban a extraer  las muestras aún sin consentimiento de la familia en beneficio de la ciencia… o de sus bolsillos mejor dicho: parte de la investigación resultó vendida para que los laboratorios actuales fabriquen drogas para enfermedades como la osteoporosis y hubo un notable comercio de cuerpos o de partes de estos pues los organismos de donde éstos se recolectaban recibían la considerable suma de 50 dólares americanos por muestra (y se recolectaron miles y miles). 50 dólares en esos años era un monto  que pocos podían despreciar.
Ante las ansias de ganar dinero, poco importó que se sustrajesen fraudulentamente las muestras y hubo casos como en Inglaterra en los 70` donde a una madre le entregaron el cuerpo de su hija pero sin una pierna. A veces se sacaba la muestra sin que nadie lo note como por ejemplo una vértebra de la columna otras veces se trataba de cuerpos enteros; la mayoría de cuerpos enteros que se destinaban como muestras procedían de bebes y de niños pequeños. No sabría decirles como hicieron para obtenerlos y cómo no hubo familias que protestasen por ello, tal vez ni siquiera lo notaron. Y una de las cosas más aterradoras es que durante la investigación esas muestras recolectadas eran incineradas para analizar si sus cenizas contenían cantidades importantes de estroncio 90 y luego desechadas como cualquier residuo de laboratorio en muchos casos, en otros no se sabe qué fue de ellas: a la “ciencia” no le importaba muchos que esos restos hubieran sido seres humanos una vez.
Esto me recuerda a los celebres “robacuerpos” que hubo en Europa en los siglos pasados, quienes se robaban cuerpos de cemeterios o asesinaban gente con el objeto de vender luego sus restos a inescrupulosos  estudiantes de medicinas o universidades necesitadas de cadáveres para estudiar. Aquellos “robacuerpos” más actuales no eran menos viles profanadores de tumbas que los de la vieja Europa. No está demás decir que para ocultar sus delitos había una prescripción de seguridad acerca del modo en que se embarcarían las muestras, pues debían tratarse de cajas especiales -no creo que haya sido para preservar el material biológico-.
            Durante el mandato del presidente norteamericano Bill Clinton, el gobierno de Estados Unidos hizo un “mea culpa” y admitió haberse entrometido con esta serie de nefastas acciones que escandalizaron a la opinión pública no solo de su propio país. Pero para ese entonces ya había corrido demasiada agua bajo el puente, los resultados de las investigaciones habían sido destinados a fines comerciales sin embargo parte de la información todavía se oculta sobre todo para evitar conflictos en poblaciones afectadas a plantas nucleares e indemnizar a quienes de alguna u otra manera se vieron afectados por la experimentación con armas nucleares a lo largo del planeta.
            Según los resultados finales del Proyecto Sunshine, el nivel de estroncio 90 analizado en las muestras recogidas a lo largo del mundo, no contienen el grado suficiente como para que este sea tóxico. No obstante hasta el día hoy, se tiene información que son los niños los mayores afectados por la contaminación de tal sustancia pues sus huesos en crecimiento son los que más absorben este elemento y lo depositan en vez del calcio por lo que sus huesos se tornan cada vez más frágiles, y existe una mayor incidencia de cáncer, sobre todo de hueso  entre ellos -ese era el motivo por el cual los científicos preferían más las muestras provenientes de bebes y de infantes-.
Actualmente todos estamos expuestos al estroncio 90 gracias a las detonaciones nucleares atmosféricas, subterráneas, marinas y estratosféricas pero según los que estudiaron los norteamericanos no nos hace mal pues son cantidades pequeñísimas. Quienes sí se deberían preocupar por los efectos del estroncio 90 en su salud son aquellos que viven en las cercanías de plantas de energía nuclear pues la contaminación en estos lugares es muy alta. Desde hace unos años se vino poniendo en marcha el Proyecto Baby Teeth o “Dientes de Leche” y su análogo el Proyecto Ratoncito Pérez que procura recolectar muestras humanas pero de una manera más decente: se toman para esto los dientes de leche que pierden los niños en su desarrollo y se miden el estroncio que estos han absorbido, generalmente provienen de chicos que viven cerca de reactores nucleares.
No se ha establecido un protocolo de supervivencia en caso de contaminación con estroncio 90 aunque sí los especialistas aconsejan el suministro de calcio de inmediato para evitar que nuestro organismo absorba cantidades considerables de éste y evitar el contacto con fuentes de agua o tierra afectada por esta sustancia.
            A mí me pueden decir que las bombas atómicas tiradas sobre el Japón fueron prácticamente inocuas o que hasta hacía bien a la salud a la radioactividad, según se lo dijeron a sus propios soldados y poblaciones locales -en su mayoría nativosamericanos o “segmento de la población no útil” como ellos escribían en sus informes-al momento de hacer sus explosiones con armas atómicas, que el estroncio 90 perdió su fuerza con el tiempo o que se fue del planeta, no obstante el derecho a reservarme la opinión siempre será algo mío.

miércoles, 3 de agosto de 2011

Hamburguesa Inmortal


Hace 20 años un chico compró dos hamburguesas en una cadena rápida, una se la comió y otra la guardó en su bolsillo y se la olvidó allí durante un año. Luego cuando la encontró, vió que no se había podrido, estaba igual. Se lo contó a sus amigos que no le creyeron y desde entonces colecciona hamburguesas desde hace 20 años para mostrar al mundo su verdad. Tiene una amplia gama de hamburguesas sobre todo las de conocidas marcas ¡y ninguna está podrida! Para que vean las cosas que nos hacen tragar en las cadenas de comida rápida.

 




viernes, 29 de julio de 2011

Bombas nucleares y armas sucias lanzadas en Irak

En los noventa luego de la operación de Tormenta del desierto comandada por George Bush padre, vi un trabajo de investigación periodística producido por una cadena nacional en donde se mostraban los bunkers iraquíes atacados por los aviones de E.E.U.U. (era una criatura obsesionada con las guerras). Se sabe que fue una verdadera masacre sobre población civil indefensa pues aquellos bunkers estaban poblados por mujeres y niños más que nada a pesar de que los estadounidenses se esforzaron por desembarazarse del rótulo de “asesinos de bebes” o “baby killers” luego de ocurridas todas estas cosas.


En el reportaje, una de las sobrevivientes iraquíes de la operación Tormenta del desierto recordaba a parte de su familia que falleció en uno de los bunkers como consecuencia de los bombardeos. Llegó a mostrar para este medio occidental lo que quedó del refugio y de sus seres queridos, ya que lo habían convertido en un museo para la memoria histórica. Confieso que terminé estupefacta con una de las imágenes que presentaba puesto que el calor de las bombas fue tan intenso que desintegró por completo los cuerpos hasta el punto de impregnar sus imágenes en las paredes del bunker. Pude ver como mostraba el video que había allí la tenue imagen de una madre con su niño.
Es horroroso saber lo que la barbarie humana puede hacer en pos de justificaciones absurdas que le sirven de disfraces para organizar sacrificios humanos cruentos.
Pero después hubo algo que también me llamó la atención: que los cuerpos se habían evaporado dejando como sombras desdibujadas en los maltratados muros justo igual como había sucedido en las explosiones de las bombas nucleares sobre Hiroshima y Nagasaki al finalizar la Segunda Guerra Mundial. ¿Casualidad o coincidencia? Soy una incrédula de las casualidades y para mí las coincidencias no son meros adornos, si existen deben ser por algo. En aquel tiempo, me llevó a pensar que si la explosión en el bunker tuvo el mismo efecto que esas bombas nucleares sobre los cuerpos humanos, entonces qué clase de bombas arrojaban los norteamericanos sobre los bunkers con civiles desarmados. A tan temprana edad y yo ya tenía estos dilemas, más aún en esta época de la vida donde solo te tenes que preocupar por comer, dormir, el colegio y los amigos, donde las chicas solo hablan de novios, salidas, música y diversión y no sobre el destino de la humanidad y la perdición de la sociedad.
Lo cierto es que los remanentes que dejaron tales artefactos bélicos tenían efectos devastadores como los tienen cualquier armamento nuclear, que se comprobaron con el tiempo y que llevaron a confirmar mis sospechas.

Nuevamente, cuando E.E.U.U. volvió a atacar a Irak, allá por comienzos del nuevo milenio, se suscitaron otros misterios en torno al arsenal bélico que el gobierno de los Estados Unidos había enviado a utilizar: en los hospitales iraquíes llovían los afectados con extrañas heridas para las cuales ningún médico iraquí estaba capacitado para tratar, ni siquiera sabían con qué clase de armas los hirieron. Algo similar suele ocurrir cada vez que Israel ataca a los palestinos, atrae la atención las inusuales armas que se emplean sobre la población porque corresponden a un tipo de armamento nunca antes visto con el que es imposible realizar algún tipo de tratamiento médico efectivo sobre los heridos, quienes siempre terminan falleciendo irremediablemente después de una terrible agonía.
Y según lo que escuche entonces en el 2003, las heridas de las víctimas de los ataques de los aliados también fueron dolorosísimas y extrañas a parte de efectivamente mortales.
Otro hecho raro del que también tuve conocimiento fue el de unos niños que se encontraban jugando justo cuando les cayó una luz del cielo que no causó ni una clase de ruido por lo que no podía decirse que fue una bomba. Uno de los menores que alcanzó a refugiarse por temor a un bombardeo, después se dió cuenta que sus compañeros habían desaparecido completamente sin haber mediado ninguna explosión, sin encontrarse sus cuerpos. Hasta el momento nadie puede tener explicaciones concretas acerca de lo que ocurrió. Es muy probable que tratándose de una potencia occidental, hubiera sido un arma experimental de la que poco sabemos sobre su existencia. Hasta no hace muchas décadas tampoco se sabía que Israel también experimentaba con la fuerza nuclear, solo a partir del Incidente Vela y las revelaciones de un técnico israelí que actuó de espía y que traicionó a su propia nación, se supo que en esos lugares se cuecen habas igualmente.
En el documental, titulado "La strage nascosta" ("La masacre oculta"), se presenta testimonios sobre los diferentes ataques de los Estados Unidos a Irak. Estos testimonios pertenecen a ex soldados norteamericanos y residentes de Faluya, además de videos y fotografías que permiten sustentar su denuncia contraria a las negaciones del Departamento de Estado de los EUA. En esta investigación se sostiene que se utilizó fósforo blanco de manera indiscriminada sobre la ciudad causando heridas graves a civiles, entre ellos mujeres y niños. Queda claro que desde la convención de Ginebra se ha prohibido la utilización de esta clase de materiales altamente peligrosos, más todavía si se los usa en la población civil.
"Escuché que se había dado la orden de ser cuidadoso porque se estaba utilizando fósforo blanco en Faluya. En la jerga militar esto se conoce como Willy Pete. El fósforo quema los cuerpos, deshaciendo la carne hasta dejar los huesos", dijo Jeff Englehart, activista contra la guerra y ex soldado norteamericano entrevistado por Sigfredo Ranucci, director del documental.

"Yo vi los cuerpos quemados de mujeres y niños. El fósforo explota y forma una columna de humo. Quienquiera que se encuentre en un radio de 150 m no tiene ninguna esperanza", añadió Englehart.
"Una lluvia de fuego cayó sobre la ciudad, y la gente que fuera blanco de sustancias de diferentes colores se empezó a quemar. Encontramos a la gente muerta con heridas muy extrañas, con sus ropas intactas", le dijo el biólogo iraquí Mohamed Tareq, estudioso de los hechos a Ranucci.
Cuando el presidente Bush hijo invadió Irak en el 2003, casi toda la munición norteamericana, granadas de los tanques, misiles de medio y de largo alcance, bombas antipersonales, bombas inteligentes, obuses, misiles de crucero y cualquier cosa diseñada para ayudar al bando anglo-norteamericano poseía uranio empobrecido. Demasiado uranio empobrecido.

Hechos los cálculos resulta que se ha usado aproximadamente según cifras del Pentágono, alrededor de 1815 toneladas de uranio. Claro el dato de estas cifras, se obtuvo clandestinamente, por parte de oficiales del bando de los aliados que no eran estadounidenses ni británicos.
No todos saben cuán perjudicial pueden ser 1815 toneladas y mucho menos de polvo de oxido de uranio empobrecido (UOD), que es en lo que el uranio se convierte cuando es disparado o explotado. Es el equivalente a 1.333 camiones o vehículos que pesen 1.360 Kg. cada uno. Y en el peor de los escenarios, cabe destacar que el uranio empobrecido no puede ser eliminado, no hay tratamiento ni cura. Permanecerá y sobrevivirá a la vida de los cuerpos de los marines y de los iraquíes, porque como se puede ver, dura miles de años, quiere decir que aún después de muerta toda esta pobre gente sus cuerpos seguirán siendo potencialmente peligrosos en términos de contaminación radioactiva.
Aquí  salta la pregunta: ¿Cuántas bombas de Nagasaki se requieren para igualar la radiación del 2003 en Irak?
La respuesta dada por uno de los expertos que no dió su nombre y que trabajó en analizar el caso, fue de alrededor de 250.000.
Pero no esto no acaba aquí si quieren llegar a pensar. No señores, sucede que la radiación del 2003 en Irak no fue la primera que hubo, ni que habrá porque para el periodista canadiense William Thomas esto no es ninguna primicia.
Thomas viene, desde hace años, trabajando por su parte con veteranos de la Guerra del Golfo Pérsico. Gracias a él tenemos información nunca antes divulgada:
Según la acusación del veterano Jim Brown, durante la primera guerra del Golfo se lanzó una pequeña bomba nuclear de cinco kilotones entre la ciudad iraquí de Basora y la frontera con Irán. Si fue así, se trataría de la tercera bomba nuclear usada durante una guerra, tras las de Hiroshima y Nagasaki.

Una bomba nuclear de cinco kilotones es una bomba relativamente pequeña, más pequeña de la de Hiroshima, que era de 16 kilotones y la de Nagasaki, que era de 22. Sin embargo, los efectos de la radiactividad son igualmente terribles.

¿Cómo se puede contrastar su testimonio? Se obtuvo del banco de datos online del Centro Sismológico Internacional, que en el área cerca de la ciudad de Basora en Iraq se registró un fenómeno sísmico de fuerza equivalente a cinco kilotones, que corresponden a una magnitud de 4,2 aproximadamente en la escala Richter. Esta fue la única actividad sísmica detectada durante los 43 días de Tormenta del Desierto registrada precisamente en la zona señalada por Jim Brown, entre la ciudad de Basora y la frontera con Irán. Está catalogado con el número 342793 y sucedió el 27 de febrero de 1991, justo el último día del conflicto, a las 13:39. Nueve centros sísmicos lo detectaron: 2 en Irán, 4 en Nepal, uno en Canadá, uno en Suecia y uno en Noruega. Estos dos últimos midieron incluso la intensidad de la explosión, equivalente a 4,2 aproximadamente. En cuanto a su profundidad, se clasificó en el primer nivel superficial, que va de 0 a 33 km.


Para los sismólogos, las características de este sismo no se encuadran dentro de un movimiento de tierra natural sino artificial, es decir de uno provocado por el hombre. La fuerza que se liberó en este sismo corresponde a la explosión de una bomba nuclear de pequeñas dimensiones justo como lo indicaba Brown (los expertos de instituciones encargadas en energía nuclear en Irak, así como sus físicos encontraron algo que le llamó la atención en aquellos días, el porqué de que sus contadores radioactividad registraron drásticamente elevados niveles de radiación sin haber fugas aparentes en sus equipos).
Las razones del ejército norteamericano en tirar una bomba de estas proporciones, en palabras de Brown, eran las de acabar con la guerra. Pero el desastre para la población iraquí no se detuvo y diversos acontecimientos internacionales fueron la excusa para volver a invadir el país. Hoy,  las fuerzas armadas de los Estados Unidos y de los aliados no se retiran de Irak pese a las promesas destiladas de los distintos presidentes…todavía.
Para Jim Brown, existe evidencia certera y su testimonio de que en Afganistán, entre el 1 y el 3 de marzo del 2002 hubo otra bomba nuclear lanzada sobre ese territorio que no tuvo repercusión mundial porque fue convenientemente disimulada.
Y a la hora de disimular sus acciones, gobierno de los E.E.U.U. es un especialista: el uranio empobrecido y el uranio no empobrecido, el que se usa para bombas nucleares, muestran una especie de firma radioactiva que permite confundirlos, no distinguirlos. O sea que se puede disimular la detonación de una pequeña bomba nuclear de uranio no empobrecido con el uso de uranio empobrecido en las armas. Con este material, los efectos inmediatos que se provocan en los individuos, los palacios, los vehículos imitan de alguna manera los efectos que provoca una explosión nuclear más grande, como pueden ser la desecación de los cuerpos, la destrucción inmediata de las calles, la pérdida de sangre por los ojos y la nariz. Las radiaciones que emiten estos pequeños proyectiles de uranio empobrecido se quedan para siempre, pero si estos proyectiles se usan repetidamente, como por ejemplo en las ametralladoras del avión A10, provocan un impacto fuerte de radiaciones, no sólo a través del polvo que liberan sino en las radiaciones que se propagan por la explosión de los proyectiles.
Concluida la guerra del Golfo, los EUA se embarcó en otra guerra, en la de la exYugoslavia. Esa vez el mismo presidente Clinton fue el jefe de las fuerzas aliadas en el conflicto étnico que enfrentó a serbios de Milosevic contra musulmanes, bosnios, croatas y otras minorías en la guerra de los Balcanes y el uranio empobrecido fue su brazo derecho (terminó con miles de vidas y con amplios territorios contaminados). No se puede dudar que lo hayan utilizado antes, ni tampoco después.

Son muchas las personas, demasiados los niños que han enfermado después de la “Tormenta del Desierto” en la zona de Basora.
El doctor Jawad Al Ali, director del Insituto Oncológico del hospital de Basora, autor de varias investigaciones sobre la radiactividad en la ciudad ha encontrado lo siguiente:
·         En 2001 la mortalidad a causa de tumores superó el número de 600 muertos anuales.
·         En 1989 los muertos por tumores sólo fueron 34.
En cuanto a las fotos, el Dr Ali ha guardado las fotos de los casos más raros, como el histiocitoma fibroso maligno. Son tumores muy raros, estrictamente asociados a las radiaciones, están causados por ellas, de modo que se han documentado con fotos esos tumores.
Ali guardó fotos de niños con tumores, porque parece que los tumores han cambiado los grupos de edad en que se manifestaban, algunos tumores que antes se manifestaban en pacientes de edad avanzada ahora lo hacen en pacientes muy jóvenes, de seis años, ha habido un desplazamiento de tipos de tumores de las franjas de edad de pacientes maduros a niños de diez años. Es algo rarísimo, lo mismo que la aparición de un tumor en el aparato linfático de niños de menos de diez años.


Todo esto se disparó cuando empezó a elevarse rápidamente el número de niños iraquíes hospitalizados que presentaban síntomas como pérdida de cabello, sangramiento, vientres hinchados atribuidos a un desarreglo del hígado y de los riñones; y por el número de pacientes, la mayor parte originarios del Sur afectados por leucemias y canceres. ¿Estaban ligados a la toxicidad química y radiológica de las municiones con uranio empobrecido? Al principio, los médicos iraquíes eran extremadamente reacios frente a una hipótesis como esa. Pero la generalización de los casos y de malformaciones de nacimiento condujeron, el 13 de enero de 1995, a la representación iraquí en las Naciones Unidas a dirigir una nota al Comité Internacional de la Cruz-Roja para protestar contra el uso de estas armas. En los Estados Unidos, desde 1991, antiguos combatientes de la guerra del Golfo afirmaban que padecían fatiga, pérdida de memoria, dolores, caída de cabello,  problemas intestinales y cardiacos. Según ellos, estos síntomas « eran causados por el contacto con productos contaminantes ligados a la guerra como el humo del petróleo, pesticidas, (...) y posiblemente de radiaciones provenientes de armas  ». Estos males fueron llamados « síndrome de la guerra del Golfo ». El doctor James Holsinger, sub-secretario de Salud en el Veterans Affairs Department, tuvo que reconocer, en junio de 1993, que antiguos combatientes del Golfo sufrían « enfermedades desconocidas » . Un programa emitido en febrero de 1994 en la cadena NBC presentó dos casos de contaminación probable por uranio. El primero es el del sargento Daryll Clark, quien explica como su grupo se encontraba cerca de los carros de combate iraquíes cuando los A-10 los destruyeron con obuses de 30 mm. Su hija pequeña nació después de la guerra con angiomas y ausencia de tiroides que, según los médicos del ejército, podrían ser debido a la exposición del soldado al UA (uranio empobrecido). Y no fue el único caso registrado de malformaciones en recién nacidos hijos de militares estadounidenses de los cuales se tiene información desde la guerra del Golfo a la última perpetrada por el gobierno de los Estados Unidos y sus aliados.



Mientras aumenta el número de casos de canceres y malformaciones en recién nacidos entre los residentes de Irak y los soldados que intervinieron en las distintas guerras queda solo esperar que nos depara el futuro y que otras noticias tendremos acerca de las potencias mundiales y sus armas misteriosas.

domingo, 10 de julio de 2011

El peligroso Cactus Dome, un basurero de 239 millones de dólares

El Cactus Dome no es un basurero cualquiera, le costó al gobierno de los E.E.U.U. unos 239 millones de dólares y fue construido entre 1977 y 1980.
La razón de este basurero “especial” es que alberga desperdicios radioactivos como naves de guerra empleadas en las detonaciones nucleares así como suelo removido de los lugares donde ocurrieron las detonaciones entre otras cosas (como habían descubierto altos niveles de radiación en los lugares donde se ejecutaban las prueba, decidieron luego retirar la tierra que estaba más contaminada y depositarla en un basurero particular).
La ubicación de este basurero nuclear reside en uno de los atolones del Pacífico que usaban para ese tipo de pruebas en lo que se llamó "polígono experimental del Pacífico", desde que los E.E.U.U. comenzó con su carrera armamentística nuclear y que dejó como resultado enormes cráteres desperdigados por todo el mundo y un sin número de desperdicios radioactivos.

Esta es una zona donde se realizaban pruebas nucleares en el desierto de Nevada, Texas, solo a unos cientos de kilómetros de la famosa ciudad de las Vegas.
 
En el Cactus Dome al igual que en otras partes donde se hicieron las pruebas, la vida se ha vuelto imposible dada la contaminación radioactiva. Es muy curioso ver, en las fotos tomadas desde el cielo, que se muestra cierta clase de vegetación alrededor del peligroso domo construido a base de concreto y acero.

“Los puntos negros sobre el domo son personas.”

Sin embargo, esto solo podría una simulación de vegetación como pasto plástico empleada para cubrir algo que seguramente no quieren “mostrar demás”.
Existen otras zonas tan contaminadas como esta en el mundo en donde la vegetación o ha desaparecido o ha mutado, tal es el caso del célebre bosque rojo de Chernóbil, emplazado en lo que fue un antiguo cementerio y que sirvió como lugar de descanso para muchos de los desechos del reactor nuclear luego del accidente.
Actualmente, está prohibida la entrada en el domo por el peligro de la radioactividad (en Nevada por ejemplo la contaminación es tal que solo envían a vehículos robots no tripulados para que vigilen la zona).
No se sabe a ciencia cierta cómo fue que lo construyeron dada la gran radiación del lugar, ya que solo una hora de exposición en el domo sirve para ser fatal. Muy probablemente, los obreros que intervinieron en su construcción ni siquiera hayan estado informados acerca de ello y cuando les aparecieron enfermedades, terminaron por decirles que tenían cualquier cosa menos la verdad como ya ha pasado en otros casos. En las pruebas de Nevadas a muchas de las trabajadoras afectadas por la radiación se les dijo que tenían “histeria” propia de las mujeres y a los pobladores del lugar se les informó que la radiación de los experimentos era “saludable” para el organismo.
Me pregunto en qué otras cosas nos mentirán además para hacer sus experimentos de toda clase. Hoy en día, yo no probaría alimentos irradiados como el pomelo rosado que es una mutación del pomelo común originado en pruebas con radioactividad.


sábado, 2 de julio de 2011

Los científicos que inventaron la bomba nuclear

 
"Oppie, ahora somos todos unos hijos de perra"
Frase de un científico nuclear dedicada a Robert Oppenheimer.


   "Me he convertido en la muerte, el destructor de mundos"
Robert Oppenheimer, cuando se enteró de los alcances de su descubrimiento.

Sinceramente no creo que el problema haya sido esa madre, ni que fuera mala, sí en cambio los bajos instintos de los seres humanos y en su orientación a la maldad.
Los ideólogos de la bomba, si así se los puede llamar no pensaron en un primer momento la repercusión que  tendría su descubrimiento sobre energía nuclear y qué usos bélicos le darían. Se puede pensar de esta manera el darles una licencia histórica en referencia a la carga de culpabilidad frente la tragedia humana. Pero no no fueron todos los que se mostraron arrepentidos de haberla creado, el mismo "Opi" a pesar de conocer el impacto que tendría su obra no solo dió rienda suelta a la imaginación bélica sino también dirigió el lúgubre proyecto Manhatan que dió vida a la carrera armamentística nuclear.
Las bombas atómicas que hubieron y hay en el mundo provenieron de la carrera que instauró EEUU al contruirlas y procurar a llegar a ser el primero en hacerlas explotar. Todo converge en aquel famoso Proyecto Manhatan de los años ´40, qué reunió a expertos mundiales en energía nuclear.
Fue ese," el nombre en clave de un desarrollo científico efectuado en forma conjunta por los Estados Unidos, el Reino Unido y Canadá durante la Segunda Guerra Mundial. El objetivo final de este proyecto era, por supuesto, desarrollar una bomba nuclear antes que Alemania."
El director del proyecto fue Robert Oppenheimer y la seguridad estuvo a cargo del general del ejército Leslie Richard Groves. Contaba con la presencia de expertos de todas las ramas de la ciencia y tecnología de la época que desarrollaban sus investigaciones en torno al estudio del átomo, informática, medicina y distintos tipos de ingeniería, muchos de ellos se habían escapado de la guerra en Europa, en especial lo que eran judíos y trabajaban en contra de los nazismos, esperando contrarrestar así las atrocidades del nazismo con otras atrocidades.Entre estas eminencias estaban Arthur Holly Compton, John Manley, Hans Bethe, John Van Vleck, Enrico Fermi, Emil Konopinski, Richard Feynman, Robert Serber, John von Neumann, Stanley S. Frankel y Eldred C. Nelson.
La casa madre del proyecto se radicó en los Álamos pero también tuvo otras bases que funcionaron como anexos al proyecto. En su momento estos lugares eran de máxima seguridad como lo son los de ahora, y los científicos que trabajaban en ellos tenían el riesgo de ser fusilados si revelaban el lugar de trabajo o hablaban sobre lo que hacían, corría entonces el celebre catalogo de "top secret" y mantuvo encubierto al proyecto y su alcance durante años. Solo después de la guerra fría pudieron ser develados algunos de sus pormenores como el efecto de las bombas en el medio ambiente y los seres vivos.
Dice la leyenda que Leo Szislárd uno de los científicos más reconocidos en el estudio del átomo, luego de refugiarse en E.E.U.U. contactó con Einstein para advertir sobre los trabajos que estaban realizando los alemanes en referencia a la creación de bombas nuclerares, a nada menos que el presidente de los E.E.U.U. de entonces, Franklin Rooseelvelt. Éste, ni lerdo, ni perezoso tomó la idea de crear las bombas como algo beneficioso para su situación y financió un acuerdo bilateral con Gran Bretaña para desarrollar la bomba. Había tomado el dato acerca de los trabajos de los ingleses en la contrucción de la bomba a partir de la advertencia de Einstein y Szislárd . Ambos científicos lo lamentarían por el resto de sus vidas . A veces me pregunto qué hubiera sido del mundo si aquellos dos hubieran permanecido callados. Sus detractores en cambio, aseveran que fueron ellos los que le dieron la idea de fabricar la bomba intencionalmente para destruir un régimen que los perseguía por el hecho de ser judíos. Lo cierto y que se puede comprobar es que
Szislárd efectivamente terminó trabajando en el proyecto.
Cuando se comenzó a trabajar con la radioactividad, se sabía muy poco sobre ella, sobre todo en los efectos que tendría en la salud. Habían quienes sospechaban sobre las infames consecuencias de los materiales radioactivos sobre la salud de los trabajadores del proyecto, muchos de los cuales no estaban muy informados acerca de la peligrosidad de los elementos con los cuales trabajaban, y se sucedieron más de un accidente en esos laboratorios secretos.
Uno de ellos, llevó al encargado de salud de personal, el Dr. Louis Hempelmann a mostrar su preocupación ante Oppenheimer acerca de la necesidad de conocer una forma de medir el plutonio que había en el organismo y en qué dosis resutaba letal. De allí, que se dieron por consecuciónn numerosas pruebas en desafortunados pacientes declarados terminales o improductivos para la sociedad como enfermemos de cancer o niños con retraso mental por ejemplo.
Otro problema que se presentó fue que no se contaban con los materiales necesarios para fabricar la bomba, lo que propició el ingenio de los científicos para conseguirlos. De esta forma de inventaron técnicas para extraer uranio y plutonio necesarios.
Finalmente en 1945, se terminó de construir la bomba para ejecutarla a manera de prueba, ésta recibió el nombre te Trinity,  aunque se esperaba haberla terminado antes, su retraso obedeció a fracasos técnicos en la obtención del uranio y plutonio que se necesitaban para construirla.
El día 16 de julio de 1945, a las dos de la madrugada, las personas que debían intervenir en la primera prueba estaban en sus puestos a varios kilómetros del punto cero. Se fijó la hora H para las 5 de la madrugada. A las 5.30, una luz blanca, radiante, mucho más brillante que el sol de! mediodía, iluminó el desierto. las montañas en la lejanía....

Accidente Radiológico en México, 1984


En enero de 1984 una alarma del laboratorio nuclear de Los Álamos, Estados Unidos, se activó repentinamente, alertando el paso de un camión con que contenía acero para la contrucción que provenían de una fundidora de acero de Chihuahua, México.


Pronto se descubrió que esta empresa había distribuido miles de toneladas de acero con cobalto 60 a México y EUU. Fue el accidente radiológico más serio que conoció ese país.

En aquella época las autoridades guardaron un total hermetismo sobre el caso. De acuerdo a investigaciones recientes, la amenaza radioactiva contínua siendo un riesgo para la salud de miles de personas.

Todo se remonta a 1977 cuando un hospital privado de Ciudad Juárez trajo ilegalmente una máquina de radiación, bomba de cobalto, para el tratamiento de cáncer. Años después el “Centro Médico de Especialidades” vendió como fierro viejo esta máquina a un desarmadero por razones que se desconocen, ya que por tratarse de un instituto oncológico debían haber sabido acerca de la peligrosidad del equipo y del material que portaba.


Al desbaratar la máquina los trabajadores del “Yonke Fenix” encontraron un contenedor.

“Empezamos a desbaratar aquella bolita a ver qué traía adentro”, dijo Luis Lerma, trabajador del “Yonke Fénix”.

Contenía más de seis mil pequeños balines de Cobalto 60 con una radiación de muy alta energía, la más peligrosa. Según especialistas,

"Una sobreexposición provoca problemas desde cáncer... perder la capacidad de reproducción o tener la posibilidad de que los hijos nazcan con deficiencia físicas hasta problemas de carácter cerebral”.

En el desarmadero, miles de toneladas de hierros se contaminaron con Cobalto 60. Una fundidora de acero compró el material para la fabricación de varillas después de eso, pero sin saberlo.

La empresa a las afueras de Chihuahua se encuentra actualmente abandonada, todavía se puede observar parte de los que fueron las bodegas, las estructuras y los hornos para la fundición del metal donde hacían estas varillas las cuales muchas se encuentran todavía aquí.

Gracias a los medidores de radiación de aquel laboratorio en los EEUU, ese día el cargamente con acero contaminado pudo ser detectado.

En México, la Comisión Nacional de Seguridad Nuclear inició una investigación. Se encontró que mucho de ese acero fue distribuido a lo ancho y largo del país además de ser exportado al país vecino.

Acto seguido la Comisión Nacional de Seguridad Nuclear rastreó 17 mil construcciones con varillas de acero contaminadas. Según esta comisión sólo 8 mil edificaciones presentaban niveles altos de radiación por lo que fueron demolidas.

 

No obstante, en México no hay cifras de muertes relacionadas con radiación como el Cobalto 60. No hay ningún tipo de estudio sobre esto, sólo se sabe de gente expuesta a los materiales radiactivos que ha muerte de cancer, como los trabajadores que abrieron la fuente del equipo que contenía cobalto radiactivo.

Para solucionar el problema, el gobierno ordenó llevar el sobrante de los hierros contaminados y demás elementos a un "cementerio nuclear" improvisado en donde ocurrió el accidente. Hubo una camioneta que se empleó para transportar el material que se vendió a la fundición, la misma tuvo que ser enterrada en concreto para evitar que siga contaminando. El cementerio nuclear vino a ser el depósito final del material radiactivo, aunque hizo de la zona donde se ubicó, inhabitable, y sus residuos continuan contaminando y lo haran durante años y años. Ahora, la preocupación se redirige a la necesidad de preservar los mantos hidrográficos pues se debe proveer agua potable a la población de la ciudad.


“¿Cuántos accidentes similares han ocurrido en México que no sabemos?”, cuestiona Alejandro Calvillo, director de Greenpeace México.

Es una pregunta difícil de responder.